miércoles, 1 de julio de 2015

Acróstico paternal

Papá. Una de las primeras y más dulces palabras pronunciadas por un infante; reflejo de un afecto, que desde la cuna, se siente por aquel hombre que nos ha dado la vida. Protector y guía, alguien que nos enseña, basado en su experiencia, los caminos que debemos seguir en esta inexorable jungla llamada vida. Ese ser que con sólo verlo, genera un sentimiento de seguridad y acogimiento.  

Atento y responsable, cualidades de un ejemplo a seguir. No hay mayor alegría que ver llegar a ese individuo barbado y fornido, después de un largo día de trabajo. "¿Cómo estás campeón?", "Hola mi princesa" entre otras expresiones, que dan a entender la importancia de volver a casa. Querer ser como él, o desear casarse con un chico semejante, entre las ilusiones que despierta un padre.

Dedicación por sacar una familia adelante, no sólo con dinero, sino educando. Montar en bicicleta, jugar fútbol, manejar el carro y sobre todo respetar a las mujeres. Lecciones de vida de un maestro, que esculpen el carácter y temple de un varón. Sabiduría transmitida desde los abuelos, aquellos ancianos que nos quieren tanto. Otros padres con los que podemos contar.

Razonable y con temperamento recio. En las buenas y en las malas, un apoyo incondicional. Siempre impulsando los sueños e ilusiones de la familia. Cuidando a los suyos, alimentando con cariño y respeto un hogar, su vida. Las palabras no bastan para describirlo, los versos se quedan cortos y los párrafos serían infinitos; ese colega que nos ama, al que le decimos papá.

El mayor de los orgullos, ser el junior de la familia. Llamarte como tu padre y sentir que se pasa la antorcha, una nueva generación, responsable de honrar tal nombre. Aún es muy pronto para sentir la dicha de ser padre, pero gracias a la compañía y amor de ese gran hombre, las ganas de continuar con la chispa familiar, se convierten en un objetivo de vida. Gracias Papá.


1 comentario: