viernes, 13 de febrero de 2015

El valor de lo invaluable

Personalidad, carácter, la forma de ser una persona. ¿Qué nos condiciona a ser cómo somos? Muchos hablan de influencia familiar, costumbres, valores o incluso del lugar donde se nace. Sin embargo, y para desgracia de este personaje, la ética y una personalidad inocente, no caben dentro de una sociedad sumida en el desenfreno de las relaciones.

Hablar de ética no es sencillo. Total ¿Quien o qué define lo que es o no bien visto en una sociedad? Es obvio que existen normas y directrices que rigen nuestro mundo, pero nada de ello influye en los gustos y modas de nuestros días. Los valores sembrados por antepasados... han muerto. 

Es difícil ser parte de la vida de una persona a estas alturas de la vida. No hablo de ser alguien especial o más que un amigo, pero no es posible competir con "cosas" construidas en la infancia. Siempre existirá alguien que estuvo antes, desde pequeños, o que tal vez conocieron hace unos años.

Generalizar es un falacia, pero me atrevería a decir que todas las personas en nuestros días, tienen su circulo y vida social bien estructurados. Al tener amigos, compañeros o incluso pareja, la mente se cierra y dejar llegar a alguien nuevo se hace un procedimiento innecesario. Hablo de experiencias propias, aún no se vivir la vida.

Maldita, maldita sea la distancia!!! Esa que me ha negado y negará cosas que quise y podrían hacerme alguien normal. Me invade la impotencia de no encajar del todo en el mundo, sumida y elevada exponencialmente al dolor de conocer gente que vale la pena, pero que está demasiado lejos de ti.

Nunca se es suficiente... siempre hay alguien que llegó primero. Valores y decencias no sirven de nada. Las personas busca gente abierta y dispuesta a todo; ya no se mira lo tierno o educado que se puede ser. Anhelar una vida, querer existir y sentir la compañía de alguien especial...


Cosas que me son ajenas, aún al darlo todo por esos pocos que me hacen sentir vivo.



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